viernes, 11 de noviembre de 2011

Alejandro Drewes

-Buenos Aires, Argentina-

País

En qué extraño lugar del pasado
te habremos perdido, en qué tiempo

Pero al sol lo han velado de negro
y cada parque rebosa de hojas sucias

Mientras los años huían como ciervos
entre los grises jirones de aquellas banderas

Pobres hijos de una historia en bancarrota
ya ninguno se atreve a tomar estos remos

Violamos el pacto, se ha vendido la casa:
que nadie llore por eso, que ninguno pregunte

Pues nada más esperamos, errantes hasta el hondo
pozo de la propia noche. Y caen a plomo los astros

País, triste país de un sueño pasado, qué dolor en el rostro,
qué larga marcha de tu espalda vencida

Dime qué voz hablará de nosotros mañana, qué sembrador
y que vides para los dones de la tierra yerma

En qué matorral de la Historia nos habremos perdido,
país, nos llevara qué viaje a heredar este viento.


Jungfrau

En algún lugar
de esta tierra
alguien gime, Señora
en algún lugar
hay lamentos
milenarios
que resuenan
ahogados gritos
que los magos
no grabaron
en sus cartas
a otros mundos
(como todo aquí
al cabo ellos también
se vuelven
silencio)
esto no sucede
en otro lugar sino aquí
Señora, en este llano
sin árboles
Son de acero y letales
Señora
los últimos pájaros
-¿Me escuchas, Señora,
desde tu lejanía?-
Llegado es el tiempo
y colapsan las galaxias
hace siglos ha muerto
la tierra y avanza lo Negro
y se extiende
contra los muros del Cielo


Ella

Como un hada era
como un hada triste
y a veces como un viento era
una pedrada
en la espalda del tiempo
una palabra dicha
como si aquí
en este mismo lugar
nada hubiera pasado

Y si apenas
el poema salvara
la esfumada sombra fiel
o una simple línea de sol
cierta tibieza
del asedio
de la próxima escarcha

si apenas sirviera
retorcer la escritura
hasta quién sabe
qué sangre, intuir
la tragedia que aguarda
detrás del último acto

…… * * *

Pero amor, es que el pie
se desliza siempre
por más hondas grietas
de penumbra. Al otro lado

se oye gemir de tanto en tanto
a los perros, ebrios de melancolía
y el humo de otra noche asciende
sin prisa y lejanos astros pasan.


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Debes amar el tiempo de los intentos, debes amar la hora que nunca brilla y si no, no pretendas tocar los yertos.
Silvio Rodríguez

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