-Salta, Argentina-
Dibujitos
Escuchan nuevamente los gritos.
Se miran, calladamente.
Vuelven la vista a la pantalla. Jerry sigue escapando alegremente de Tom.
Un portazo. Escuchan llorar a mamá.
Se ensimisman ahora en el correcaminos que hace beep beep.
Se abre la puerta.
-Chicos -dice papá -: mamá y yo tenemos que hablar con ustedes.
Levantan la vista.
Mamá tiene los ojos hinchados.
-¿Puede ser después que terminen los dibujitos? –dice el menor.
El amor y la muerte
-¡No se encariñen tanto con Boby, que después, cuando los perros se mueren, se sufre muchísimo! -dijo la madre a sus pequeños hijos.
-Qué tontería -dijo el de 7 años, mirándola-: es como decirnos que no te queramos a vos, porque algún día te vas a morir.
La madre calló, azorada.
Acarició luego al perro.
El cuervo
-¡Le pedía a Dios que me saque esas mañas! ¡Le rogaba! Pero nunca pensé que le hacía daño. ¡Si yo formé una familia para la felicidad! No le voy a mentir, me sentía bien haciéndolo, y entonces creía que ella también… Claro, lo ocultaba, porque sabía que estaba mal. Pero ella nunca se quejó… Yo le hacía una seña nomás, y ya se venía. Sin una palabra. La miraba fijo, nomás. Además, cuando ya no quiso, no la obligué. Y después, durante años, tuve que aguantarme su cara de culo, su falta de respeto. Y ahora, que ha pasado tanto tiempo, se hace la sufrida y me viene a denunciar… Por una macana que me mandé hace años. Bien dicen cría cuervos para que te piquen los ojos.
Ceremonias
Es terrible, sí, pero siento alivio… Su locura me exasperaba. Lavarse las manos 80 veces por día, levantarse 6 veces cada noche para asegurarse que la puerta esté con llave, sus extrañas ceremonias con los fósforos antes de encender la cocina… ¡Me era insoportable ya! Ayer se fue. Por un mes voy a dar dos vueltas a la silla antes de sentarme, para asegurarme que no vuelva…
Fuga de ideas en solo mayor
Tengo miedo, no sé a qué, a todo, acá se viene, no sé qué viene, pero algo muy grande viene, los nervios me están destruyendo, tengo la sensación de estar roto, quebrado, temblando por dentro, tan blando por dentro, parece que fuera de algodón, me miro al espejo, veo una persona, por zona, con ojos, con carne, con huesos, sin afecto, soy un efecto, no efectúo nada, incumplo todo, todo me pesa, pésame dios mío, me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido, bandido, estoy blasfemando, blas fe mando, Pascal era un hombre de fe y de mando y yo soy un pobre diablo, un diablo pobre, un diablo, ¡pobre!, mi cabeza, por dios, mi cabeza, no para, tengo miedo, no sé a qué, a todo…
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Sea como fuere lo que pienses, creo que es mejor decirlo con buenas palabras.
William Shakespeare
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jueves, 16 de junio de 2011
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Estos relatos breves con su pequeñita ironía, el mensahe profundo y el lenguaje elegido son un regalo, va el abrazo rosarino
ResponderEliminarBetty Badaui
Gracias por tus apreciaciones, querida Betty.
ResponderEliminarTe abrazo
Analía
Qué buenos relatos , los disfruté mucho, con ese toque irónico y a la vez tan humano...
ResponderEliminarSaludos Irene Marks
Gracias querida Irene.
ResponderEliminarMi cariño
Analía