sábado, 11 de octubre de 2025

Luis Alberto Taborda

Alabanza de la olla 

            para la dueña de la olla 

Alabada sea la olla 
pues en su canto
cabe el de todos nosotros 
en este medio mundo proletario 

Cuando baila en el fuego 
al compás del primer hervor 
su aliento nutricio 
enardece las sangres 

Somos sus hijos 
después de todo somos 
                     sus hijos 
porque ella es la madre 
de la furia del fulgor 
del pescado los tallarines 
el ponche la mazamorra 
o el guiso carrero 

Cuando nos vamos 
/ y no siempre nos vamos 
de la mejor forma o manera / 
qué remota queda la olla 
qué frío es el mundo 
más allá de los elementos 
que la concitan 
Más allá del recinto de la cocina 
donde los astros giran 
alrededor de la receta fragante 

En las manos sabias 
para el aderezo 
en la mirada lacrimógena 
que piensa mitad en la cebolla 
mitad en el hijo que anda lejos 
yo encuentro todos los arcanos 

Celebro poder decir estas cosas
si las callara mi poesía 
no tendría sentido 

Viva la olla de los entremeses! 
La sacrosanta olla de la ropa sucia! 
Viva la olla de mis cuarenta! 
Viva la olla de mis cincuenta! 
Y la que llega sin remilgos
como el perro fiel de la casa 
para que en ella sopemos a la vida 


Syrah 

              para Juan Arturo Barboza 

En la bandera de su sombra 
se cobija un dios aterciopelado y dadivoso. 

Su piel tiene reminiscencias
de la fragancia de la noche 
en que Cristo lo probó por última vez. 

Nosotros lo resucitamos ahora 
como sedientos apóstoles bebedores 
que pretenden elevar un cauce 
-entre la razón y el delirio- 
para la eterna victoria del hombre y del cosmos. 


Luis Alberto Taborda 
Tinogasta, Catamarca, Argentina 

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