cuando se apaguen todos los jardines.
Que vengan a buscarme en el otoño,
a fines del otoño.
¡Han transcurrido ya tantos inviernos,
han muerto tantas flores!
Y ya no hay mariposas en el patio.
En otoño está bien,
cuando esté terminando
y me pueda llevar en las pupilas
el color de las rosas.
Y volver a ser tierra redimida.
* * *
Mi poema es apenas
ese grano de arena
que acaricia la piedra
ese mínimo trazo en la tierra mojada.
Mi poema es apenas
esa sola palabra en la piel del recuerdo.
Un fastidio de brumas.
Un silencio poblado
en el cuenco del tiempo.
Una ausencia que crece
un intento frustrado.
* * *
He llegado hasta el sitio donde la tierra asume
su destino de sombra.
Donde cruje el silencio inquieto de la rama.
Llego desde el latido de la tierra,
obstinada en repetir follaje
hasta el lugar exacto donde caen las hojas,
hasta el sitio preciso donde la tierra espera.
Entonces solo escucho el rumor misterioso
del río,
que presiente su destino de espuma.
Luego ocurre la luz
ese eterno milagro que clausura las noches,
que rescata la carne que claudica,
que sincera los miedos.
Es el momento
en que me quedo solo con las sombras
que transito la hierba
que trepo hasta el olvido.
Poemas del libro del autor: Toda la luz y un día, 2016.
Tomados de:
www.tuertorey.com.ar/
Luis Edgardo Soulé
La Plata, Buenos Aires, Argentina
Remates líricos, en algunos versos, como: trepo hasta el olvido, o; sincero los miedos o; presiente su destino de espuma.
ResponderEliminarFelicitaciones
Haidé:
EliminarMuchas gracias por tu lectura.
Mi abrazo