Sigo de dulce romance con la vida y conmigo mismo; llevaba tanto tiempo sin apasionarme con nada, que este idilio adquiere por momentos, proporciones cósmicas.
Fraternal, pero sin exagerar, me paro a conversar con desconocidos y a darle cháchara a quien intuyo que la necesita; miro todo con ojos nuevos y, casi, confiados.
Parece mentira que la química de los individuos sea capaz de imponer felicidad e infortunio, pero es así en nosotros, los extremistas del ánimo (en medicina tiene un nombre más prosaico).
Las mismas calles, los mismos sonidos u olores, pueden ser fuente de deleite o amenaza; los rincones y las plazas de esta hermosa ciudad de Valladolid, pueden exacerbar tus sensaciones básicas, y siempre es un recurso gozar, como consuelo, de la belleza estética de esta antigua capital del reino.
De tanta pasión vital, era inevitable que despertaran los instintos dormidos, y me veo repasando con esmero, el tren inferior de las pucelanas; la voluptuosa curva de las caderas y las tentadoras formas de las piernas femeninas.
A mi edad, estas observaciones no pasan de ser un mero homenaje a la belleza anónima y un tributo involuntario a una Natura que nunca, encuentra el momento oportuno de dar un alivio definitivo a los deseos imposibles. Aún recuerdo a la guapa Fany, que me dijo una vez: “Uno puede estar a dieta, pero no por ello va a dejar de echarle un vistazo al menú.”
Un aire helado recorre la ciudad; voy a toda prisa y del brazo conmigo, animado y locuaz por las calles en las que me demoraba hace no mucho, por la lentitud que imponía una pesada carga de tristeza que de momento, ha quedado atrás.
Sé que los colores están agazapados, y saltarán a la luz en mi peor momento, cuando llegue la primavera; aún así, valdrá la pena volver a verlos.
Max B. Estrella
Valladolid, España
Conocí a Max B. Estrella en Pucela, que es como llaman a su ciudad los vallisoletanos; supe de sus glorias y suplicios en los cambios de estación. No he vuelto a verle, pero me ha gustado encontrarlo aquí. Muchas gracias Analía por traerle.
ResponderEliminarDe una creatividad exquisita esta narración poética que nos entrega Max B, Estrella, donde surge el alma creativa que nos imponen los recuerdos y pinta de una manera sutil y tentadora, a Valladolid y sus entornos, desde la observación inspiradora y fresca. Gratísimo momento entre cada palabra que aroma y canta. Muchas gracias por este compartir por el que me he sentido de viaje. Gracias Anita también por editarlo. Abrazo
ResponderEliminar¡Qué relato tan bello! Nada menos que agradecer a este pucelano por permitirnos entrar en las elucubraciones de un "extremista de ánimo" que aquí recorre su ciudad del brazo consigo mismo. Felicidades.
ResponderEliminarLúzbel, Ana Lía, Lina:
ResponderEliminarAprecio vuestros comentarios. Muchas gracias.
Mi abrazo