Cuando las horas
se detienen en un punto
donde negamos
nuestro propio nombre,
hay un perfume
de flores que se olvidan
y un dolor
que pulveriza los colores.
Vivimos suspendidos
de una idea
que oscila entre nosotros
y la noche.
Ida y vuelta
Bruscamente
lo arrojaron a la calle.
Su oficio era mostrar
sus propios golpes.
Frustraciones de la edad
o descontento
hacían equilibrio
en las líneas de sus manos.
Las palabras
eran cáscaras resecas
que el viento dispersaba…
Resabios
de tiempos olvidados
que acompañaban
su caída.
El hombre de la eñe
El hombre de la eñe
extraña sus años juveniles.
Recuerda los ñandúes
y llora sobre el paño.
No puede soportar
las añoranzas.
Olvidos necesarios
Fue llevando
las palabras
que guardaba
en su memoria
para dejarlas olvidadas
en el viaje.
No quería recordarlas
como antes
ni volver a dotarlas
de sentido…
Era necesario
establecer una distancia
que acabara
con las últimas imágenes.
Del libro del autor: Las hojas y las horas. Poemas tomados de:
Horacio Laitano
Pergamino, Buenos Aires, Argentina
Muchas gracias por publicar mis poemas, estimada Analía. Felicitaciones por tu infatigable tarea. Cariños.
ResponderEliminarSiempre un gusto publicarte, apreciado Horacio, mi modo de retribuir tu presencia constante y alentadora respecto a esta tarea literaria.
EliminarMi abrazo
Olvidos necesarios me ha llegado; quizás porque me voy dejando palabras por ahí, o quizás, porque me gusta la poesía.
ResponderEliminarUn placer mezclarme en cada verso, donde se disfruta la fuerza de la palabra en imágenes y una cadencia armoniosa sosteniendo emociones. El hombre de la Ñ, es siempre necesario con su mochila de añoranzas... Gracias a Horacio por compartir y a tí Anita por editarlo.
ResponderEliminarEs un gran gusto leer a Horacio Laitano, quien avanza a través de un sólido decir con finales deslumbrantes, lo que deviene en poemas redondos y brillantes como un aro. Una publicación que, sin duda, se agradece.
ResponderEliminarLúzbel, Ana Lía, Lina:
ResponderEliminarMuchas gracias por vuestros conceptos.
Mi abrazo