Si me preguntás qué es un poeta
sinceramente no sé la respuesta
pero quiero hacer un esfuerzo
decirte algo, aunque sea incompleto
y aparece un lugar, una pradera
en la pradera una casa y un molino
en la casa un viejo con ropa destrozada
libros tirados, perros que ladran
canillas que gotean, ventanas rotas
tapadas con cartón, unas hojas sobre el piso
el sillón que más me gusta
ahí estoy sentado, mirándote
preguntándome qué hice con mi vida.
El príncipe encantado
Soy el príncipe del bosque, me dijo
antes era un sapo, pero preferí salir de las fábulas
de los mitos o las leyendas y me refugié
en el bosque con los animales.
Escapé del mundo y sus mentiras
acá a nadie le interesa
si soy un sapo o un príncipe.
Un sueño impresionista
Compro un ticket sin destino, subo al tren
del último andén
en el asiento suelto la crisálida
que encerré en el cenicero hace años
cierro los ojos.
Al abrirlos unos minutos más tarde,
el paisaje que observo
tiene rojos, amarillos, azules
miles de cipreses inclinados hacia el mismo lado.
Cuando el tren se detiene, el guarda me despierta
diciéndome que llegamos.
El vagón está vacío
al bajar veo el mar y una cabaña
rodeada de mariposas multicolores.
La cueva
Busqué a mi madre luego de su muerte
como un náufrago, un objeto donde asirse.
El mundo era un mar de calamidades.
Encontré un refugio en la tormenta
una anciana tejía su arte en el telar
el cuerpo deteriorado por el paso del tiempo
pero en sus ojos la juventud.
Buda en el infierno
Cuando bajamos con Buda al infierno
dejamos nuestras identificaciones, abonamos
la entrada
descendimos en el ascensor hasta el subsuelo
más profundo
recorrimos todos los pisos tomando nota
de las diferentes formas del sufrimiento humano.
Al volver a la superficie
yo aún seguía horrorizado por lo que había visto
para Buda, el más estremecedor era el piso
de los que no pueden sonreír.
Dora
Rojo carmesí lluvia helada sobre los cuerpos en Dachau,
tus ojos profundos me miran tristes.
Una cajita de bombones, diarios rusos viejos,
tu silencio y el mío buscan en el tiempo que pasó.
El circo
Luego de los acróbatas, de los elefantes,
los liliputienses
el equilibrista, los monos, el domador de leones,
los caballos
el hombre más forzudo del mundo
llegaba mi número de magia
hacer desaparecer a un espectador a la vista
de todos.
Comprendí que algo había fallado
cuando sólo quedamos un pequeño elefante y yo
en la pista.
La belleza es una nube pasajera
Mirarla en forma lateral
tomar la lapicera negra
el cuaderno, una hoja en blanco
cerrar los ojos
ese es el punto;
si no cierro los ojos, la belleza no se materializa.
Poemas del libro del autor: Miniaturas en el sendero poético. Leviatán, 2025
Andrés Bohoslavsky
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