lunes, 30 de septiembre de 2024

Luis Alberto Serrano

Los cuentos del mastuerzo 

   Recuerdo la frase de mi abuelo: “eres más fresco que mastuerzo en verano”. En los años del exilio, trabajó muchos años en las plantaciones del sur de México y, cada cierto tiempo le mandaba una carta a mi abuela, en la que, con su caligrafía exquisita y sus dotes literarias, le relataba un cuento con esa planta como protagonista para que me lo leyera por las noches. Cosa que la Yaya hacía con emoción. Y así pasaron los años en los que crecí aprendiendo de esas motivadoras historias. Nunca conocí a mi abuelo en persona, pero a través de sus escritos, considero que es la persona que más me ha enseñado en esta vida. 
   Tuvo que dejar su Firgas natal por motivos políticos. Nunca más volvió, como muchos, aunque mi abuela siempre le esperó. Alguna noticia nos llegó de que una hondureña le había robado el corazón y no supimos más de él. Un día dejamos de recibir noticias y no hubo más cartas. Hace unos años y, aunque parezca increíble, a través de mi nieto que estaba haciendo un trabajo que le encargó la maestra en el colegio, me enteré de que el mastuerzo es el berro nuestro de toda la vida. Ese que él me ayudaba a cortar en temporada para nuestras ensaladas. Le hablé de los cuentos del “abuelo de América”, como le llamamos en esta familia todavía y me propuse hacer crecer al niño, con esos relatos con los que él me lo hizo a mí. 
  Busqué las cartas que mi abuela me cedió poco antes de dejarnos. Las había conservado en una caja en la que se podía ver un corazón, desgastado por el tiempo, en la tapa superior. Una por una, y con lágrimas en todas, fui releyendo esos mensajes postales, viendo la única foto que conservábamos de él. Y decidí reescribirlos cambiando la palabra “mastuerzo” por la de “berro”, para que lo entendiera y lo ubicase mejor. Y esos conocimientos pasaron de la imaginación de mi abuelo a la traducción que le hice a mi nieto. 
    Esta semana fue mi setenta cumpleaños. Se juntó toda la familia. Pocos, porque nunca hemos sido de tener muchos chiquillos, pero al llegar el momento de los regalos todos estaban expectantes por ver mi reacción. Un paquete perfectamente envuelto. Parecía un libro. Lo abrí y no pude contener la emoción. En la portada una foto de mi abuelo y mi abuela juntos. No la había visto nunca y no sé cómo la consiguieron. Mi nieto había organizado todos los cuentos que yo le traduje de mi abuelo y los había “destraducido” para que fueran fieles al original de las cartas. Y en la portada rezaba su título: “Los cuentos del mastuerzo”. 


Luis Alberto Serrano 
Islas Canarias, España 

8 comentarios:

  1. Estimado escritor, Luis Albertrto Serrano. Las cartas de los abuelos son un tesoro que guardamos con infinito cariño.
    Y con el paso de los años son invalorables.
    Gracias, por compartir la ternura de sus letras.
    Beatriz Caserta

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    1. Agradezco tu lectura y tus apreciaciones, querida Beatriz.
      Muchos cariños

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    2. Luis Alberto Serrano

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    3. Saludos Beatriz.

      Yo, siempre he dicho en entrevistas que la persona que más me ha enseñado sobre la vida fue mi abuelita. Y eso, que ella no sabía leer y escribir.

      A veces, no hacemos caso a los que verdaderamente tienen experiencia. Vivimos una época de arrogancia. A mi, me encanta escucharlos, de eso no cabe duda.

      Abrazos desde Islas Canarias.

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  2. Gracias, Beatriz.

    La verdad es que siempre valoraré la opinión de los ancianos, que encierra tanta sabiduría.

    Siempre he dicho que la persona que más me ha enseñado sobre la vida fue mi abuela. Y eso, que no sabía leer ni escribir.

    Este relato, pura ficción, lo leí en Tepoztlán de México y se me encogió la garganta al final y tuve que parar para tomar aire. Creo que es muy sensible y real.

    Abrazo desde Islas Canarias

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  3. Hola Luis Alberto, un relato muy entrañable y tierno. Me pregunto si es solo fruto de la imaginación o hay algún trasfondo real en él. Me encantó. Saludos.

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    1. Me alegra que también me hagas esa pregunta. El día que lo leí en Apaxco, hasta mis compañeros de viaje, escritores, me preguntaron lo mismo.

      Y pues no. Es pura ficción. Aquí, en Canarias, muchos emigraron a América huyendo de la dictadura franquista. Así es que, esta historia está basada en muchas historias parecidas.

      Abrazones

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    2. Ana Piera:
      Muchas gracias por tu lectura y tus conceptos.
      Cordiales saludos

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