Usted nunca olvidará lo que hizo. Manotea el interruptor en la oscuridad. Ese maldito sueño lo va a enloquecer. Lo sabe. Lo va a enloquecer. Un sorbo de agua. Cierra los ojos pero la escena vuelve a repetirse igual. Todo es idéntico. La secuencia no tiene fin. Alguien tiene el comando de su cerebro. Usted nunca olvidará lo que hizo. El sueño lo vence, usted tiembla. No quiere dormir más. Le toca temblar. Se duerme. Sueña.
Sueña.
Usted la mira. Allí donde duerme, la sábana ha tomado el movimiento involuntario y sinuoso que, en el sueño, el cuerpo ha dibujado. Su cuerpo en el relieve de las sombras. La voz de la mujer desconocida aún vaga en los arcanos túneles de su mente.
¿Se ha enamorado alguna vez?
Es como un hilo de bruma su voz. Lo rodea. ¿Se ha enamorado alguna vez? A usted se le repite la pregunta, la voz de ella, una vez y otra. La voz insiste. En el sueño vuelve su mirada al mar, a lo que apenas ve del mar a estas horas.
¿Se ha enamorado alguna vez?
La oscuridad, el sonido de las olas que se repliega entre las cosas dispersas del cuarto, la bruma que se levanta sobre el agua, todo, se quiebra por la pregunta que se repite. Y usted quiere hacerle daño, que su voz no vuelva a hacer la maldita pregunta; morderle la boca para que su silencio sangre.
¿Se ha enamorado alguna vez?
Imagina empujarla allí, al balcón, y luego sin más que se esfume en el aire, que se la lleve el viento, que desaparezca con una oscilación ligera en la profundidad del mar. Imagina que ella toca el agua al caer, que quizás lo salpique el sonido tenue y húmedo de la pregunta impertinente; las palabras que ha unido para soltarlas juntas en el hueco seco que usted tiene en lugar de corazón.
Se despierta. Alguien tiene el comando de su cerebro. Ese maldito sueño. Un sorbo de agua. Manotea el interruptor en la oscuridad. Ve que está solo. Cierra los ojos. La escena está pegada a su retina. Todo idéntico. El cuarto es blanco. El cuarto sin ventanas. La secuencia de escenas. Alguien tiene el comando de su cerebro. Usted nunca olvidará lo que hizo. El sueño lo vence, usted tiembla. Le toca temblar. Sueña. Alguien tiene el comando de su cerebro. Usted nunca olvidará lo que hizo. Usted nunca olvidará lo que hizo. Usted nunca olvidará lo que hizo.
Katy Herendi
Pilar, Buenos Aires, Argentina
Un relato interesante donde la voz de ella perfora el cerebro que indudablemente solo recepta la pregunta, pero no quiere o no puede dar la respuesta por voluntad propia o por el "comando" que maneja su cerebro. Pero finalmente el mar se encarga de suspender todo.
ResponderEliminarGustavo:
EliminarMuchas gracias por tu lectura y tus apreciaciones.
Mi abrazo y mis mejores deseos