veo las golondrinas aquellas pasar,
y siento extrañas sensaciones dentro de mí:
mezcla rara de nostalgia y soledad.
Jugando a ser violín, robo la nota
que lenta busca escapar de su guarida,
porque quiere huir del sentimiento
que la hace prisionera.
Mirando en la noche fría
los dibujos que allá, en la oscuridad, se crean,
persigo fantasmas del ayer que me lastiman,
y pinto tu nombre en el vacío.
Cada letra me roba mil suspiros,
cada letra me clava algún puñal.
Luchando con la terrible tempestad de tu ausencia,
te pienso. Y el pensamiento,
como torrente embravecido,
viene a naufragar todas mis barcas.
Y el alba, siempre el alba,
una vez más me despierta
del sueño de tenerte cerca y sentirte.
* * *
No digas nada, solo déjame perderme en el silencio de la tarde
Solo déjame…
déjame aturdirme con el canto de la alondra
necesito buscarte en el misterio del paisaje
No digas nada, tengo los ojos cerrados por la espera
pero sé que volverás algún día!
Ya los pájaros conocen mi lamento,
si hasta los árboles lloran tu ausencia.
Déjame dormir que otra noche letal llega,
y descalza me recuesto en tus praderas.
Déjame esperarte aquí, hasta que el olvido me sorprenda.
* * *
Como blancas golondrinas emigran las palabras de mi alma
Buscando un nido que calmar pueda
El frío del invierno que el dolor engendra
Como pétalos de rosas, uno a uno se van deshojando los recuerdos
Y todos caen cual si fueran dardos sobre mi ser confundido y solitario
Y también escucho en la lluvia los estruendos del pasado
Y cada gota azota mi cuerpo y trae remembranzas de aquel desengaño
Como blancas golondrinas vuelan mis pensares con la fantasía
Llevando en su plumaje el rocío de la melancolía
Y una tras otra vienen a posarse
Sobre mi endeble corazón que aún no te olvida
* * *
Mirando el alba recuerdo aquel otoño y la gris vestidura que trae al llegar
Recuerdo las tardes vacías y aquellas pobladas de risas que no volverán
Escucho el murmullo de voces lejanas, de gente querida que ya no está.
Cómo entender el paso del tiempo, cómo entender la angustia
Que siempre presente está.
Juego al ajedrez con el ocaso pero no le puedo ganar
Pues siempre tiene una jugada crucial
Vivir es un constante rodar
Y aunque sepa que ya todo se va
Yo voy andando, saltando por la vida
Entre espinas y dardos
Entre alegrías y fracasos
Pero siempre acompañada de arlequines y guiñapos.
* * *
Cuando ya no puedas pronunciar una palabra
y el silencio de tu alma te carcoma
Busca en tu corazón ese torrente
que alguna vez te fue tan necesario
y ahí entenderás lo que es la vida
De nada sirve culpar a la mala suerte
pues nosotros solo dibujamos el camino
Ya no quiero que la miseria del hombre nos ultraje
la tibieza del pájaro que canta
Ya no comprendo a la guerra que nos divide y que nos mata
Si tan solo los cañones se convirtieran en guitarras
Cuando ya no puedas engendrar esa quimera
que nada en el vaho de la idea, piensa en el rocío que moja
a la rosa en la mañana y con cada gota
va pintando el alba.
Y ahí entenderás que es preciso escribir lo que subyuga el pensamiento
cuando la musa mortal y contundente cae como flecha en uno mismo.
Fernanda Andriole
Inriville, Córdoba, Argentina
Gracias, Fernanda Andriole. He disfrutado tu hermoso decir. Escribes con mucho sentimiento.
ResponderEliminarBeatriz Caserta
Muchas gracias a ti, querida Beatriz, por tus conceptos y tu lectura.
EliminarMuchos cariños