martes, 21 de mayo de 2024

Anabel Vera Suárez

Tarde II 

Cae la tarde. Todas las aves 
están dispuestas a darme voces 
Y voy corriendo a juntarlas 
en el verso fácil. 
En la lentitud de los pasos, ya cansados 
que tienen la gracia de hacernos esperar, 
en la suavidad de la caricia 
en la infancia sin percibir el peligro. 
Aquí están las voces de aves 
Aquí estamos tarde todos juntos esperando. 


Mujeres con cascabeles 

Los cascabeles del pleito se meten en las habitaciones 
Donde cansadas las mujeres han dejado 
parte de su vida. 
Cada una vive su edad como un viaje 
Un beso de despedida en las manos 
de sus familias, el armario cansado de tener 
los mismos vestidos. Cansada, 
la misma receta de cocina 
se queda sin ser devorada por los niños. 
Aquí están ahora en la oficina 
los que saben y dejan su regalo al viento. 
Hay un árbol de cascabeles más allá del parque 
Y las mujeres se escapan a danzar 
Algunos las critican, otros se divierten 
Los cascabeles suenan en las suelas de los zapatos 
Pero los hombres no los escuchan. 
Los gorriones se protegen en los alambres 
Nadie deja ver sus bocas y las palabras 
se escuchan como un chirriado seco 
en los ojos de cada cual 
Escucho ladrar un solo perro, 
un solo perro se burla de los humanos 
nosotros, estamos como otras familias 
esperando pase la tormenta. 


Querubines 

Los querubines existen, los he visto en las escuelas. 
En el colibrí que está en tus manos, en la fortaleza 
de aguantar los golpes, en el gemido dulce de la cierva
cuando da a luz entre los montes. 
En el cerezo, preñado de bejucos y frutos escondidos. 
Existe cada día en la niña amparada por la brisa 
de la mañana. En mi patria y los héroes de las lomas. 
Existe cuando hacemos el amor y el beso para después. 


Revisión del cuerpo 

Revisaremos el cuerpo hoy y si está enfermo 
Le daremos miel a la tos nerviosa,
risas a los labios arrugados. 
Le daremos forma a lo que se ha perdido 
mientras alguien prepara nuestra cama. 
Delante de mí el joven de piel alba 
Las piernas como gajos de cedro nuevo 
Busca la fuerza en la luz 
Inventa provocaciones con su espalda desnuda 
Hace que se mueva mi cuerpo como tórtola
en hierba seca 
Es joven pero no tiene locuras y son mías ahora. 
Es sordo para la música, aunque le doy 
la canción perfecta donde 
se encuentra la razón imperfecta. 
Sus manos me atraen, mi cuerpo sigue nervioso. 
El joven tiene el arado y la tierra en ellas 
Mientras, su pecho explota en mis pupilas. 
Se detiene bajo el sol de agosto 
no sé quién es, pero lo he visto hoy 
y vendré mañana a verlo, sin revisarme el cuerpo. 


Textos del último poemario de la autora: Amar de un grito 

Anabel Vera Suárez 
Fomento, Cuba

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