domingo, 25 de septiembre de 2016

Sergio Borao Llop


Si la luna se va sin una lágrima

Si la luna se va sin una lágrima
algún cachorro de león se vestirá de loto.

(Te dirán que la luz es un enigma)

Cada noche es un labio transparente,
un ojo acariciante o la duda del soldado
ante el disparo inminente.

(Se dice que la oscuridad es subyugante)

Al compás del silencio
bailan los gatos una danza bárbara
asomados al balcón de los recuerdos.
Cristales como brasas encendidas
desprendidos de un sol explosionado
acribillan el cielo del crepúsculo.

Un rostro impávido se disfraza de ventana
y la sombra de un grito encharca el orbe.


Lo mejor de mi vida

Lo mejor de mi vida tal vez se haya quedado
abandonado en alguna encrucijada
o al otro lado del cristal mojado
tras el que contemplé las marejadas y la noche,
y por qué no decirlo, las inmutables estaciones
que me fueron alejando de otras tardes más cálidas.

Hubo un tiempo de caminos anchos,
de colinas suaves que ocultaban fuentes,
de jóvenes aves y ardillas veloces
y de sal y de pan y de plácidos campos
preñados de fértiles terrones y labradores.

Hubo un tiempo de límpidas aguas,
de frondosos bosques y playas morenas,
de silentes cráteres orlados de espuma.

Pero en la noche del invierno treintaycinco,
todos esos mis ángeles me fueron vomitados en el rostro
y pude comprobar que la senda se había ido estrechando
hasta límites intolerables.

Supe entonces que mis pasos borraban el camino,
que ya no era posible detenerse
ni mirar hacia atrás, que no había regreso,
que legiones de arpías me empujaban riendo
y que un loco empuñaba mis recuerdos.

Entonces, tras la lluvia, se apagó una ventana.



Sergio Borao Llop
Poemas de La estrecha senda inexcusable, tomados del blog del autor:
Zaragoza, España
El autor ha publicado El alba sin espejos, por el sello eBooks Literatúrame! https://literaturame.net/libro/el-alba-sin-espejos


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