domingo, 14 de diciembre de 2014

Nilda Muñoz

Dulce de limón

Para ti, Vicente, dondequiera
que estés, por si quisieras
probar mi dulce de limón.

El agridulce del limón
completaría el círculo del sabor a tu piel.
Sí, el agridulce fue hálito dulcísimo
como un aire de seres arcangélicos, con un poco
de susto y amargor de ángel caído.

Preparo los limones disponiendo
las cortezas en aguas límpidas,
las seco encima de inconsútil lino,
(así las luminosas dunas de Arabia, al alba,
o panorámica de senos cercenados,
así las repetidas medias lunas
que a mi Sur aportaron sus sabores).

Separo el blanco estéril de la cáscara,
lo dorado divido en breves serpentinas,
que se igualen y ritmen como un verso.
Y, por fin, junto todo, le doy vueltas
con la antigua cuchara de madera,
ya sabes, la de las abuelas no olvidadas.

Corto para ornamento la porción más hermosa.
El cuchillo resbala,
se hinca en la yema del dedo: ¡Buenos días
gotita de mi sangre que asomas indiscreta,
Dios te guarde, punzada casi dulce!

Por instinto me llevo el dedo hasta los labios
como, de niña, hacía cuando el mundo
no era más que un limón de oro con meridianos.

¿Un algodón tal vez para mi duelo?

Inmersa en este entorno mágico y perfumado,
me olvido de las circunstancias, cuando,
de súbito,
nueva gota de sangre se desliza
hasta mi dulce del delirio,
consustanciándose con sus especies
en móviles hilitos carmesí.

Acabado el milagro,
tomo de él una punta de cuchara,
(la de madera, ¿no recuerdas?),
y te despierto, amor, para que pruebes.

¿Qué cual es la receta?:
tres partes de agua, otra de azúcar, dos limones
y una secreta gota de mi amor.

Tú no comprendes, claro, y te sonríes;
y tus labios me besan,
tus labios con sabor
a dulce de limón.


*  *  *


soy capaz de poner el plumero en la heladera
junto con un poema, un tomate o una estrella
pero no debo hacerlo
para que tú me quieras.

soy capaz de sembrar en tu cuerpo fruto y peces    
usar un antifaz del medioevo y recorrer praderas
pero no debo hacerlo
para que tú me quieras.

soy capaz de crear con telas y puntillas
hadas y brujas buenas
pero no debo hacerlo para que tú me quieras.

Cuánto quehacer de magia 
dejado en el camino
para que no me quieras.


Nilda Muñoz
Carlos Paz, Córdoba, Argentina

5 comentarios:

  1. No sé si quedarme con el dulce de limón o con el poema, qué bueno; también disfruté el segundo.
    Un abrazo
    Betty

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    Respuestas
    1. Agradezco tu lectura, querida Betty.
      Cariños, que tengas días felices
      Analía

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    2. Analia, me dio felicidad que incluyeras los poemas en tu publicación. También pude apreciar tus escritos, que leeré con tiempo. Cariños.

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  2. Estimada Betty, agradezco tu ingenioso y bello comentario.
    Seguramente nos encontraremos en otro poema.
    Cariños, Nilda.

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    Respuestas
    1. Gracias estimada Nilda. Un gusto publicar tus poemas. Gracias por tu tiempo para leer mis textos.
      Saludos cordiales, que tengas un buen año
      Analía

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