martes, 26 de agosto de 2014

Gerardo Molina

A la Poesía *

Fue nuestro afán de niño conquistarla
y escapa en el intento nuestra vida.
La Vida fluye de la azul herida
y no vivimos sino para amarla.

Sentirla y escribirla y adorarla:
irreal, hechizada, presentida,
llegar al lecho donde está dormida
y con un beso leve despertarla.

Imposible, gentil, esquiva, cierta,
en nuestro ser a cada instante abierta
como una blanca flor sobre la herida.

Así, en sueños, soñamos y vivimos
y cuando al fin sintamos que partimos
con ella volveremos a la vida.

*Poema publicado en La Página Literaria del diario HOY CANELONES, dirigida por Gerardo Molina. Uruguay.


Valparaíso

Al mar. Al viento.
Bajo un cielo estival
dije mis versos.
En tu mar, Valparaíso,
dije mis versos.
Estampa de colores
vivos de sol y vida
la ciudad a lo lejos.
Valparaíso latía con los vates de América
que escribían sus cantos
en el sol, en la brisa, en el aire, en el cielo.
Tu mar, Valparaíso,
es un gigante bueno.
A veces, sin embargo, lo enfurece
la maldad de los hombres
y azota sin piedad
tus costas y tus cerros.
Pero vuelve a su paz, a sus remansos
porque no deja nunca de ser bueno.
Tu mar, Valparaíso,
es un gigante bueno.
Iván me contó tus historias dormidas (1)
y supe que Rubén recalara en tu puerto. (2)
Desde todos los rumbos
el habitante vino,
dibujó con su aliento
tus formas imposibles,
tu ser para los sueños.
¿Desde qué olvidados, lueñes pueblos
llegó para quedarse?
Y acendró tu arquitectura de soles el invierno.
Pero tu espíritu, ¡ah! pero tu espíritu
hay que asirlo en silencio
una noche de estrellas
y beberte, y beberlo
como un vino de siglos,
ensoñando, sintiendo
que es imposible irse
y que acaso me quedo
en tu mar, en tu sol,
en la sal y en los versos
que en tinta de mi alma
¡yo te escribo… en el viento!

1-Iván Aarón, novelista chileno contemporáneo.
2-Rubén Darío, poeta nicaragüense (1867-1916).


Fantasmas

Una claridad de lluvia
lunada, sobre los campos
parece nieve la brisa,
parecen de oro los pájaros.
Arriba, las Tres Marías
luz de mi silencio, abajo.

En el cristal de la senda
tu fantasma y mi fantasma
retratados.

El tiempo le pone alas
al humo de mi cigarro
y hay un viajero celeste
que a un horizonte gitano
se lleva las Tres Marías…

Cambia el silencio, la brisa
y hasta el color de los pájaros.
En el cristal de la senda
ha quedado mi fantasma
solitario.


Gerardo Molina. Canelones, Uruguay


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Acogeré la felicidad porque engrandece mi corazón; pero también soportaré la tristeza porque descubre mi alma. 
Og Mandino
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