lunes, 19 de mayo de 2014

Gonzalo Salesky

Recuerda el viento*

¿Estás soñando
en la misma dirección que va tu alma?
¿Adónde vas?
¿Tan lejos que tu piel te desconoce?
Sales al patio,
ves tu reflejo,
miras la sombra de la luna y te preguntas.
¿Sabes quién eres al fin?
¿Se te ha hecho tarde?
¿Tanto te alejaste de tus sueños?
Pronto saldrá el sol
y el mundo será el mismo para todos.
Pero no para ti.

¿Crees en lo mismo de siempre?
¿Dudas de todo y de todos, hasta de ti?
Recuerda el tiempo
en que fue tuya la aldea,
tuyo el camino de lágrimas.
Cuando el miedo era a lo desconocido,
a los fantasmas del fracaso,
al dolor.
Recuerda el viento que te cobijó
cuando no te habías traicionado.
Cuando la luna era esperanza;
el día, un abrazo
y el silencio, una buena compañía.


*Segundo Premio en Poesía en el Concurso “SADE Joven 2013” (Sociedad Argentina de Escritores, Córdoba)


El astronauta*

Tal vez si pudiera escribir algo bueno, estaría en otro lugar. Con un gran escritorio de madera. De roble, quizá de ébano. Un jarrón caro, lleno de flores regaladas por alguien a quien le importe de verdad. Una ventana abierta. Un jardín. Y un camino de piedras que me lleve a la entrada. Una cerca de madera, pintada de blanco.
Tal vez si fuera claro en lo que siento, podría tener algo mejor de las personas que me rodean. Un oído atento. Una sonrisa. Un grupo de amigos en el que no me sienta extraño. Un buen chiste, de vez en cuando una fina ironía.
Bebo un trago directamente desde la botella. Vuelvo a esconderla entre mi ropa. Paso las hojas hacia atrás. Y releo. Trato de descubrir nuevos sentidos en el papel, en lo que escribo con lápiz. En las frases que sueño. En los textos amargos de cada madrugada.
Creo que es cierto lo que siempre escuché. No se puede sacar nada de adentro si el corazón no sufre. Si el alma no trata de escaparse a otro rincón. Si no busca un refugio, una coraza donde no se sienta sola, lastimada o herida por el mundo más cercano.
Cambio de postura. Mi silla es pequeña, como todo lo demás. Hace que mi espalda duela a la altura del estómago. He pedido una más cómoda, pero no creo que la consigan. No les interesa cómo me encuentro, no les interesa nada de mí. De lo que tengo, nada les sirve. Ni les alcanza, ni les basta.
Trato de no fumar para no llamar la atención ni despertar a nadie. Pero moriría de placer si tuviera un cigarrillo entre mis labios. Sí, el humo me llenaba. Me podía. Sé que es una forma más de contaminar mis sentidos, de apabullarlos. De llenarme de veneno y forzarme a devolver algo mejor.
Igual que muchas otras veces, sonrío. Solo, como un loco. Cuando imagino que mi vida sería igual de vana y patética si me encontrara en una nave espacial, volando durante años hacia un lugar desconocido. Repitiendo cada día los mismos procedimientos con muy pocas variantes. Sabiendo que nada de lo que haga hoy, el mes que viene o dentro de cinco años, puede cambiar mi rumbo o mi destino. Mirando siempre el mismo paisaje por la escotilla, si es que así se llama la pequeña abertura donde se puede ver el espacio exterior. Tampoco llevaría la cuenta de las horas que vivo. Ni me importaría saber si existe algo más allá del almanaque o los relojes. Daría lo mismo.
Mis compañeros siguen siendo el lápiz y el papel. Mi aliada, la botella. Por mucho tiempo más.
La reja vuelve a cerrarse y como cada noche, los guardias apagan la luz. Dejo de imaginar mi viaje intergaláctico y me recuesto, boca arriba.
Beso la foto en la pared. Y les pido a todos mis dioses que me ayuden a recordar cómo es la libertad. Aunque sea en mis sueños.


*Primer Premio en Narrativa en el Concurso “SADE Joven 2013” (Sociedad Argentina de Escritores, Córdoba)


Gonzalo Salesky. Córdoba, Argentina


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La vida es como montar en bicicleta: si quieres mantener el equilibrio, tienes que seguir avanzando.
Albert Einstein
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2 comentarios:

  1. Un par de buenos textos que se agradecen. Gonzalo: se percibe tu oficio y se aprecia como lectora.

    Saludos desde Chile.

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    Respuestas
    1. Muchas gracias por tu lectura y tus conceptos, mi querida Amanda.
      Un abrazo y mis deseos de días plenos de alegrías y creación
      Analía

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