sábado, 15 de junio de 2013

Luis Benítez

Buenos Aires, Argentina-


El poema de hierro

Dame un poema de hierro que restalle sobre las vacías cabezas
y una mano firme en la muesca de la antorcha,
un poema de sangre y de huesos impacientes
y la pluma de carne firmando sentencias
en las culposas mentes de los jinetes locos;
que convierta en sal a los cobardes, un poema de hierro
oxidado y torvo pateando en el estanque a medianoche,
cuando ni los muertos sueñan con la aurora.
Un martillo de palabras para dejar al mundo con las cuencas vacías,
rabioso ademán, piedra encendida en la boca de los que duermen
mientras el agua sube en el Gran Cuarto Esférico;
un puñetazo en el sexo de la muchacha arrodillada,
idiota, paciente humanidad,
que no ve, que no oye,
sólo conversa con las cenizas de sus dioses muertos.


Por quitarle a la muerte su soberbia 

Un amor absoluto, para el que no existe
primero ni último, golpea sobre el mundo:
en el más humilde y en el más soberbio
canta la canción del hombre.
Bajo las máscaras vacías e intermedias
un amor absoluto, para el que no existe
primero ni último, resuena escondido,
más allá de los gritos
y la apretada melodía de la desesperación.
Aún más allá. Es el eje íntimo y viviente
el que canta, el que musita las palabras
como un talismán sonoro,
una pedrada en la frente
de los desmoronados mundos.
Un amor absoluto,
para el que no existe
primero ni último,
anima estos silencios,
estas ficciones que tan sólo intento
por quitarle a la muerte su soberbia.


Júbilo y caída

Armonía primera allí te vi, no era necesario
mirar las partes de tu reino entero pero allí te vi
y no quise detenerme en tu orilla, tu orilla
que está en las simples cosas llenas de tu ondulante sombra.
Qué delicadamente, luz en la luz, centro del día,
te corporizas o elijes una sencilla forma cuando nos prestas tus ojos
y cómo un eterno amor nos lleva de la mano
a tus criaturas, allí donde eres sí,
en lo animado, la infinita danza,
la queja misma de cuanto existe.
Alta serenidad todo es tu vaso y cada uno
declara tuyo un color nuevo. Es abril
de un año que para ti no cuenta y sin embargo
un dulce calor te trajo aquí a mi lado. Era yo apenas
una certeza esta mañana y la espuma del sueño
y los lados del día se apagaban en mí.
Bastó pedir, correr a tu contagio,
para que un soplo sobre las cenizas que empolvaban las cosas
encendiera de nuevo el mundo de carbunclos,
las amatistas del aire... ¿las múltiples facetas
de tus brillantes vidrieras, de dónde vienen,
de qué sima profunda o de qué cima pública y expuesta,
de qué otro tiempo apenas visitado,
apenas entrevisto en el fuego del fuego?

Peor ayuno no hay, que el que hay de ti.


Poemas de Breve Antología Poética. Ediciones Juglaría. Rosario, Argentina 

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La verdadera generosidad, en relación con el futuro, consiste en dárselo todo al presente.
Albert Camus

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2 comentarios:

  1. Los poemas de Luis Benítez me parecieron fuertes, conmovedores, de una notable potencia emocional.
    Gracias por compartirlos.

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    Respuestas
    1. Gracias por tu lectura y tus conceptos, querida Anamá.
      Un saludito cordial
      Analía

      Eliminar

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