miércoles, 23 de enero de 2013

Graciela Wencelblat


-Buenos Aires, Argentina-


entrelazadas manos
oprimen el néctar
de las flores que
denuncian
al amor
se va o se queda?
cuantas veces
perdido
y siempre esperando
que renazca
otro amor
nacimientos 
que asombren
al dolor.

*  *  *


Encerrada en los muros
de la infancia
enlazada a una grieta del
                              tiempo
un paso y otro más
huellas que no borran las sombras.

Y el ojo sigue azul
la palabra silenciada
su pelo peinado por profundidades
en el campo de su nostalgia.
¿Extraviada?

A lo lejos cantan pájaros.

*  *  *


Bordo despedidas
en cada centímetro
    de   aire
en cada espera
de milagros que no
se producen.
Rugen
lloran
lastiman
las separaciones
algo punzante corta
la noche
corta el sol
aparecen todos los miedos.
Desde la niña
el pentagrama de la ternura
insiste /en crear algo
que sostenga
para resistir.

*  *  *


canta
como si fuera
toda la vida en ello
da tonos
envía notas
a las alturas del árbol
para escuchar como caen
sobre los rizos de la tarde
ella que canta
como la calandria
o el ruiseñor
se apega al viento
envuelve sus ramas
sus brazos con gasas
tornasoladas
se siente mágica
y espera
la llegada del tren
con ángeles y mariposas
que revolotearán en
la garganta de la noche.

*  *  *


----- Permitir que los cuerpos
se entiendan
en la hora de la sed
que no queden desnudos
de tiempo    de espacio
que la piel abra la puerta
de los imposibles
suaves gestos retengan
la ternura -su sabor-


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El destino tiene dos maneras de herirnos: negándose a nuestros deseos y cumpliéndolos.
Henri-Frédéric Amiel


2 comentarios:

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Analía Pascaner