martes, 27 de noviembre de 2012

Ronald Bonilla


-San José de Costa Rica-

Rincón para diciembre

Después vino diciembre
con sus trenes resucitando
entre avenidas,
con sus payasos alertas entre la garúa,
prestidigitadores de la nada
zumbando como avispas
mientras nos confiscaban el salario.
Pero vos y yo estábamos
ya pertrechados
en un lecho de lentísimos pétalos,
mirando al pie de la montaña
las prístinas neblinas del amor.
Aprendiendo el arrebol de tanta cercanía,
leyendo poemas de Federico o Hernández,
o los propios estigmas
que imaginé contra el olvido.

Después vino diciembre.
El mapa borró mis antiguas distancias.
Tus besos devastaron a su paso
todas mis más lentas heridas,
infringiendo con sus lágrimas
las señales tardías de mi ocaso.
Y amé todo el sentido de tanta noche nueva,
los signos que dejamos en la arena
para que fuéramos de pronto pescadores
halando las redes incesantes de una vida
que al fin se nos devuelve,
inagotable.

Después diciembre fue el rincón
donde amanecer contigo es un ritual de sed
y canto para siempre.
Fue sólo este rincón.


Contravestido

……………………………“Verte desnuda es comprender el ansia
………………………………de la lluvia... »
………………………………Federico García Lorca

Desnuda,
porque yo te inventé pequeña
asistida por mis brazos, desnuda,
por mi pecho asediada entre tu paño blanco,
desnuda, arrebato de mis miradas:
tus pechos entre mi pijama azul,
desnuda.
Deshilando hilo a hilo
hasta beber tu piel.
Desnuda. Voy bajando tus últimas telas
bajo las caderas, desnuda,
de tan desnuda,
hurgo tus rincones suavísimos
entre las sábanas
de la cama volátil de mis sueños.
Desnuda, déjame zafarte las zapatillas
y besarte los pies hasta que rindan,
desnudos sus pesares.
Tu dorso que nace sobre la colcha
y hasta tu cabello ondulado,
frente al espejo, desnuda el pezón
que adivino con mi hambrienta oquedad de caminos.

Desnuda,
de tan desnuda;
saco tu blusa negra de tu pecho desnudo,
suelto el sostén que la noche colocó en su sitio.

Desnuda, de tan poseída
por mi sed de poeta embebido,
asilado en tu piel,
refugiado en tu baño
donde te asiste el agua,
sinuosa, cascada de la vida, desnuda,
donde bebo tus ríos,
entre tus piernas ya sumido.
Venzo a las cortinas, las colchas,
las blusas, los velos, terciopelos, las almohadas,
y mis propias corbatas, los abrigos,
venzo calcetines, pantaletas, camisones,
y jersey y algodones,
y más telas y telas
cuyos nombres inventan los roperos.
Desnuda.
Como sólo tú sabes cuánto te desnudo.
Como yo solo sé cómo me anudas,
desnudo en tu pura desnudez.

Amor nos hunde
unidos,
acaso inefables como estrellas voraces
que se tienen, uno al otro, desnudos
como dioses, átomos o ángeles.

Amor que nos deshunde.
Desnudos.                  


………………………Del libro Contravestido y otras humedades
  
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Solamente los que arriesgan llegar demasiado lejos son los que descubren hasta dónde pueden llegar.
T. S. Eliot

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