lunes, 19 de septiembre de 2011

Andrés Bohoslavsky

-Desde algún lugar del mar-

Sección A3 División 24 Sepultura 2


…………………………………………………a mi padre Luis y a Renzo

Las coordenadas correspondientes a la tumba de mi padre, escritas en un
papel sin importancia
mostraban una extraña cartografía para delimitar, como en un viejo juego de
batalla naval
la ubicación en la ciudad de los muertos, de esa especie de inquilinos de la
eternidad
o lo que fuese que hay después de esto.

Sobre la tierra había crecido musgo, ayudado por la sombra y la humedad
y la plaquita que contenía su nombre estaba un poco herrumbrada
el horario favorecía la ausencia de otros visitantes, así que me senté a su
lado
prendí un cigarrillo intentando pensar algo acerca de este misterio llamado
muerte.

En eso estaba, cuando llegó un tipo en bicicleta a la tumba vecina, que
arrodillado
comenzó a rezar vaya a saber qué cosa y al finalizar se acercó a pedirme un
cigarrillo
a la par que me contaba los motivos de su concurrencia:
allí yacían los que habían sido sus padrastros
dos personas muy humildes, que le habían dejado lo que tenían
que a la vista, era poco, casi nada
nos saludamos y partió en su destartalada bicicleta.

Mientras lo miraba alejarse, llegó un auto, cargado de gente
que mostraba signos de su posición social
claramente en las antípodas del personaje anterior.

Esta vez, el que se acerca a pedirme fuego, es el chofer del vehículo
que me ilustra quiénes son y a quien vienen a ver:
el dueño de media ciudad, un personaje siniestro, un tipo que supo cultivar el arte de la usura
y la acumulación de bienes, actividades primarias de una vida dedicada al dinero
y perfeccionada por el desprecio de aquello que no respondiera a esa lógica simple y brutal
éstos, como el anterior, partieron, y el que saluda es el chofer con un guiño que parece
buscar complicidad.

Al quedarme solo nuevamente, pienso en esta breve secuencia
extraña y cargada de simbolismos parece tener significancia o representación real
pero no alcanzo a precisar si constituye una alegoría de la sociedad o algo similar.

Apago el último cigarrillo y ahora, al mirar el lugar donde reposan los restos de mi padre
me doy cuenta que todo ha sido una broma suya
una broma acerca de explotadores y explotados.

Me sonrío y siento su voz, entremezclada en el viento, diciéndome:
todo esto no es más que otro negocio hijo
morir es gratis o casi, pero el post-morten te va a costar un billete siempre
veámoslo en perspectiva
, susurra y me interroga:

¿en qué lugar del féretro guardan su fortuna los explotadores?

el viento cesa de repente y con él las palabras de mi padre.

Me agacho a darle un beso a la tierra que abriga sus huesos, mientras pienso que el más allá
tal vez no sea tan mal lugar, por lo menos para gente como él, que soñaba un mundo diferente
camino algunos pasos y voy al encuentro de mi amigo
en este encantador hostel para melancólicos
sus ojos cargaban dolor y parecían contener un mensaje
lo abrazo y antes que me diga nada le advierto que tengo una historia increíble.


Cicatrices

- “Cierra los ojos y escapa de este lugar antes que sea demasiado tarde.
Aquí las personas, tarde o temprano, se convierten en mercaderes, pequeños-burgueses
o explotadores de obreros.” –

Eran aquéllas las palabras que mi padre repetía, una y otra vez
a quien quisiera escucharlo, y ahora yo estaba frente a aquella casa
donde cuarenta años atrás, sentado en la vereda con él, escuchaba esa sentencia
como un mantra religioso, una especie de misa negra que no comprendía,
pero me llevaría lejos.
Las ventanas y la puerta, estaban tapiadas por una pared de ladrillos irregular
que ni siquiera intentaba disimular lo que alguna vez existió.
La casa ya no era tal, ahora era un cubo monstruoso, sin entradas ni salidas posibles,
la invención de un sepulturero o un perverso.
O ambas cosas a la vez.
En mi cabeza, las imágenes del pasado y del presente se fusionaban en una rara alquimia:
viejas y extrañas heridas que volvían.
Decidí sentarme en el umbral, como si el tiempo no hubiese pasado
y pensé en mi padre y sus palabras.
Mientras hacía esto, desde la vereda de enfrente me saludaron, alzando la mano,
varios de aquellos oscuros personajes, pertenecientes a la detestable fauna que mi padre
había clasificado con precisión y que yo había aprendido a despreciar tanto o más que él.
No pude evitar reírme.
Me puse de pie, me hice el distraído con el nudo que asfixiaba mi garganta
y me fui, con la certeza de no regresar jamás a este pueblo maldito
y la promesa de no buscar más a mi padre.


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El hombre silencioso no presta testimonio contra sí mismo.
Aldous Huxley


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6 comentarios:

  1. Gracias querida Marta, Andrés es un excelente poeta
    Mi abrazo y mi cariño
    Analía

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  2. ESTOS DOS POEMAS SON DE UNA BELLEZA EXTRAÑA. EL ADJETIVO CORRECTO SERÍA: ESTREMECEDORA
    ¿ PODRÍAS DARME SU MAIL PARA ESCRIBIRLE ?
    HE LEÍDO OTROS POEMAS DE ESTE AUTOR, IGUALMENTE INCREIBLES...
    PAULA FADER BUENOS AIRES

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  3. Muchas gracias Paula.
    Sabés que no acostumbro colocar el mail de los escritores aquí en internet, disculpame por favor. Tal vez podrías escribir a mi correo personal y yo vería la manera de contactarte con Bohoslavsky.
    Un saludo cordial
    Analía

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  4. El poema Sección A3 División 24 Sepultura 2 me ha conmovido como no me sucedía hace mucho...será que mi padre falleció hace poco y el texto tiene una potencia visual y expresiva únicas
    felicitaciones al autor y donde podría encontrar mas poemas de él
    Pablo Pizarro, Buenos Aires

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  5. Gracias por tus palabras, Pablo.
    Podés encontrar más textos de este poeta en este mismo sitio literario. En la columna de la derecha, dice autores publicados, buscás su nombre y abrís ese enlace.
    En google, escribís allí su nombre y aparecen cantidad de páginas con muchos de sus escritos.
    Gracias.
    Un saludo cordial
    Analía

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