domingo, 20 de marzo de 2011

José Víctor Martínez Gil

-México-

Mezcla lista

El albañil incorporó en el vaso de la licuadora leche, azúcar, chocolate, plátano y cemento. Los licuó. Luego sirvió el licuado en un vaso de cristal y se lo llevó a su jefe, como un gesto de demostración de que no había mayor problema por la falta de pagos.


Perdonada

Ella lo confesó todo. Lo necesitaba. Tenía tantas cosas acumuladas que su conciencia era un bloque de hormigón. Se ubicó en el reclinatorio del confesionario, no esperó ni medio segundo cuando a través de la rejilla y entre sollozos lo soltó todo. Al final agarró su bolso, y salió del confesionario con la misma velocidad con la que había llegado. Avergonzada pero aliviada. Alejándose rápidamente del confesionario. Del confesionario vacío.


Obra nueva

El albañil contemplaba su casa desde fuera, al tiempo que pensaba que su amada lo había dejado. La contemplaba con minuciosidad de arriba abajo. Entonces agarró el mazo que tenía a sus pies y con la misma paciencia con la que había construido la casa, comenzó a demolerla.


Robo

El hombre entró por la ventana en la casa deshabitada. Se dirigió al salón, quitó el cuadro y accedió a la caja fuerte. La abrió con una facilidad increíble. Sustrajo lo que estaba buscando. Cerró la caja, dejó todo en orden y salió por la misma ventana. Acto seguido cogió las llaves que había sacado de la caja fuerte, abrió la puerta y entró de nuevo a su casa.


Vacío

Era la habitación más grande en la que nunca había estado. Ella intentaba reconocer aquella inmensidad. La almohada también era enorme; y las sábanas, tanto, que pesaban mucho. Intentó acceder a la lámpara para completar la escasa luz que se filtraba por aquellas ventanas tan amplias, pero la mano no le alcanzó. Entonces estiró la mano hacia el otro lado de la cama. Y encontró el hueco aún más grande que había allí.


El rojo más deseado

La sangre sobre la nieve es más roja que cuando está dentro del cuerpo. A esa conclusión y lleno de éxtasis llegó él, mientras se desangraba después de recibir un disparo como consecuencia de su huída por haber robado por enésima vez, o quizás por última vez, el rojísimo rubí de la joyería Las Cerezas.


Bella

Quería estar más bella que nunca. Por eso tejía en su cabellera la trenza más perfecta, más larga y elaborada. Cuando la terminó, observó con detenimiento lo que ella consideraba su obra maestra. Al llegar la noche acudió a verlo. Más guapa que nunca, más radiante que nunca, más entregada que nunca, a pesar de que él no la merecía en absoluto. A la mañana siguiente, ella, delicadamente deshizo su trenza y se marchó. Y a él lo encontraron, ahorcado, sin que pudiera determinarse el arma del crimen.


La respuesta

La mosca se posó en la ventana. El hombre levantó el matamoscas, y antes de proceder, le preguntó por qué las moscas siempre hacían tantas asquerosidades. Inesperadamente, la mosca le respondió con otra pregunta: ¿Por qué los humanos siempre hacen tantas asquerosidades? El hombre quedó atónito, y en el acto, y mientras le gritaba enfadado: ¿¡Cuáles asquerosidades!?, la aplastó.



Textos del libro La solidez de lo invisible, Colección Los Libros de las Gaviotas, otra dimensión de la Colección Gaviotas de Azogue. Número 4 / Cuentos hiperbreves y breves / Madrid / México D. F. / 2010

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Cuando examino mis métodos de pensamiento, llego a la conclusión de que el don de la fantasía me ha significado más que mi talento para absorber el conocimiento positivo.
Albert Einstein

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4 comentarios:

  1. Ja,ja,ja, me reí con Robo y disfruté de tu ingenio, amigo.
    Un saludo
    Bertha

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  2. Muchas gracias querida Bertha. Me agrada saber que disfrutaste de estos cuentos breves, brevísimos.
    Mi cariño
    Analía

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  3. Daniel Alarcón Osorio30 de marzo de 2011, 19:27

    Me han encantado los relatos. Excelente aporte nos haces.

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  4. Apreciado Daniel:
    Muchas gracias por leer los cuentos breves de José Víctor y por tus palabras elogiosas.
    Un saludo cordial
    Analía

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