lunes, 20 de septiembre de 2010

Aníbal Albornoz Ávila

-Poeta residente en Santa Cruz, Argentina-

Hermosa es la certeza


Hermosa es la certeza
del sueño humano,
despierto o ya dormido
no viene en vano.

Con su agüita de nácar
la parra llora,
cuando la podan tarde
sueña que es sola.

Cuando me habla el sueño
digo que es cierto,
cuando más me he soñado
menos me he muerto.

Las florcitas del valle
anhelan dueños,
quizá de esos vientos
o de mis sueños.

El que se sueña es digno
de andar soñando,
si sueña que ya ha muerto
se ha malogrado.


Sopa de madre

En esa sopa juliana
convidada por octubre,
el Inti trozó el aroma
del laurel y la legumbre.

En el ofertorio de ollas
puso el sol de la ternura,
con su tracita de sombra
y el modal de la dulzura.

No he de olvidarme del Inti,
alcuza y sal por la tarde,
con su linaje de antiguo
haciendo sopa de madre.

Reverenciando a su pueblo,
sopa y pan lo fui escuchando,
su musiquita de quena
al trigo fue sazonando.

Sopas del Inti Huamani,
alma del hombre y verdura,
quizá esta simple alabanza
almuerce con su ternura.


Flor del rocío

Agüita caprichosa
la de los ojos;
a veces llora penas
y otras su antojo.

Yo la veo llovizna
o mar sencillo,
agüita de los hombres
flor del rocío.

Cuando cae sin alma
es agua muerta,
cuando deja el torrente
es muerta cierta.

Litoral de dos ríos,
mar de confluencias,
tomero de mis ojos
abro compuertas.

Mis lágrimas son dignas
de todo elogio,
sus aguas son misterios
de todo gozo.

Qué harán los que ahora
ya no te lloran,
que llorarán ahora
que no te moran.

Mis lágrimas son ritos
de adivinanzas:
dos agüitas cayendo
sin lluvia danzan.


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De nada sirven los triunfos si la paz no los corona.
Antonio Nariño

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