miércoles, 10 de septiembre de 2008

Josep Rico Sogorb

Yo y nadie

He roto los espejos que tanto afeaban mi rostro.
Cansé mis magullados pies, rozando los duros asfaltos.

He dejado sobre los polvorientos taquillones,
los oscuros desperdicios de mi alma, donde duermen
esperpénticas figuras y reposan calmadas, las olvidadizas musas.

Ahora soy a fuerza de golpes un simbólico aparente “Fausto”,
cambiante y tornadizo en mi imperfecta dualidad.

Una parte de mi ser niega pero busca a “Mefisto”,
aquel viejo demonio tan malévolo y juguetón.

Me he forjado una coraza para contener el furor y los deseos
que alimentan mi falta de rencor.

Sin nada por borrar, con el alma limpia y el corazón abierto como una cascada;
amo el presente y anhelo los futuros años de paces, venideros.


Regreso al infierno

He buscado el cobijo de mis lágrimas regresando a mi particular infierno,
ese que todos alguna vez llevamos dentro.

Anteayer me despedí de las caricias que te daba al rozar tu cintura.
Y el amor se alejó vistiéndome de negro.

Me gusta el color negro aún hoy, cuando sigo errante…


No puedo evitarlo

Lo sé muy bien y no puedo evitarlo: ando calles zigzagueante,
piso duros asfaltos, me confundo entre el gentío,
rozo bultos que tiemblan, veo sombras que me persiguen.

Ahora, que vivo solo -y no es delirio-,
siento un vacío angustioso como una pesadilla.

Estoy aquí sin poder evitarlo, apartado a este lado del mundo,
como uno más de la maldad humana,
compadeciéndome los días y las noches…

Ya no puedo evitarlo…


Josep Esteve Rico Sogorb – Elche, Alicante, España
http://ricosogorb.blogspot.com


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Deja que el carácter sea formado por la poesía, fijado por las leyes del buen comportamiento y perfeccionado por la música.
Confucio

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