miércoles, 7 de noviembre de 2007

Editorial

con voz propia nº 13 – noviembre 2007


………………………………...……………“Donde quiera que vayas, vé con todo,
………………………………...…………………….lleva siempre al lado tu corazón”.
………………………………....………………….………………………………………Confucio

Había una vez una persona que decidió abrir un camino en medio de la maleza, un camino del cual sólo podía ver unos pocos pasos más adelante.
Debió tantear, escuchar, esperar, avanzar lentamente, y a veces desandar.
Escuchó voces y sonidos extraños. Recibió raspones y algunos golpes.
También percibió voces agradables y observó cómo se iluminaba el camino.
Esa persona avanzó, cada paso con mayor firmeza.
En cierto momento tomó un rumbo diferente: encontró su propio camino, elevó su propia voz.
Y nació con voz propia.

Hoy rememoro algunas de las palabras de Alejandro Dolina a las cuales me referí hace un año cuando abrí una puerta y tendí un puente entre nosotros:
“El verdadero milagro de la vida no es encontrarse con uno mismo (…) Lo importante es encontrarse con alguien. Esos efímeros puentes que dentro de este mundo de islas algunos suelen tender; efímeros porque duran muy poco y hechos quizás de la misma materia de la que están hechos los sueños. (…) Hay que estar atento a las señales, atento a las citas, que se cumplen pero son muy pocas, atento a los sueños que se dan, pero son muy pocos…”.

Muchas gracias por estar allí del otro lado de la pantalla, por sus cartas y colaboraciones, por leer las voces publicadas, por reenviar la revista literaria, por escucharme y alentarme.
Sin ustedes no existiría con voz propia: Feliz cumpleaños para todos.
Les mando un abrazo cálido.
Nos reencontramos en diciembre.

Analía Pascaner


* * *

Y es disciplina de hombre, más que de soldado, por cierto, lo que necesita el argentino. La que le enseñará a dominarse para que no lo dominen otros; la que siendo gimnasia de la libertad le enseñará a vencer al Juan Manuel -atrabiliario y egoísta, feroz y farolero, mandón y servil- que lleva adentro. Entonces podrá hablarse de hombres, no de reses; de pueblo, no de rebaño.
Luis Franco, El general Paz y los dos caudillajes





............................Edición y dirección: Analía Pascaner
............................San Fernando del Valle de Catamarca
............................Catamarca – Argentina



Todas las noches, a la hora del rocío, el ciego se internaba desnudo en el espeso monte. Lo hacía para ganarse el favor del dios de su creencia.
-¡Quiero ver! ¡Quiero ver! -suplicaba a su dios, mientras las espinas le surcaban el cuerpo.
Su dios lo escuchó una noche, y le otorgó el don de la poesía.
Maximiliano Casalino



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